PROTAGONISTAS DE LA BIODIVERSIDAD EN COLOMBIA



Con la Real Expedición Botánica, que se inició en 1783 y se extendió por cerca de 30 años, se dio inicio a un programa científico, el primero en su clase, que consistió en realizar un inventario de la naturaleza existente en el Nuevo Reino de Granada. Y esto aconteció casi seis décadas antes de que el Ingeniero Agustín Codazzi emprendiera el proyecto denominado Misión Corográfica, una empresa colosal que luego, en 1860, tuvo la necesaria continuidad bajo el liderazgo Manuel Ponce de León.

Desde entonces, han pasado los siglos y a lo largo de ellos, Colombia ha vivido grandes iniciativas orientadas a la estructuración y consolidación de comunidades científicas que han dedicado grandes esfuerzos al conocimiento de la flora, la fauna, el suelo, el recurso hídrico y el medio ambiente. Es así como biotas, comunidades científicas, personajes y acontecimientos han moldeado la historia natural de un territorio que con justicia se califica como el país de la megabiodiversidad.

En esta interesante obra, denominada “Protagonistas de la biodiversidad en Colombia”, editada por los profesores German Domingo Amat García y Jaime Aguirre Ceballos, que hace parte de la colección “Retratos de la biodiversidad” en el marco de la biblioteca José Jerónimo Triana, los autores exploran las raíces históricas del conocimiento sobre la biodiversidad en Colombia y para tal efecto, se internan en dos colectivos científicos que representan muy bien el papel protagónico que tuvieron los semilleros en la institucionalización de la investigación. La noción de comunidad científica, cuyas características se asociaron a sus objetos de investigación, ha ensamblado en la línea de tiempo tanto academias y sociedades como importantes núcleos para la práctica de los saberes.

 Para el caso que en forma muy elegante ilustra este trabajo, los autores recurren a la fidelidad de una historiografía rigurosa, crítica y bien lograda; así logran una aproximación precisa a la configuración de la comunidad científica colombiana, en el campo de la botánica, de los años 1940. Luego, este tratamiento histórico sobre el conocimiento de la biodiversidad desemboca con la reseña de tres importantes científicos nacionales y dos extranjeros que, sin lugar a dudas, marcaron un hito por sus conocimientos, sabiduría y talento, que los califica como grandes visionarios. La 8 obra culmina con la mención de “otros grandes” que por espacios editoriales no pudieron tratarse a fondo, pero que solo sus nombres constituyen verdaderos espacios dorados, de letra excelsa y bien decir, en los relatos científicos del país. Este texto es un testimonio vivo de la experticia y del conocimiento de ilustres profesores del Instituto de Ciencias Naturales, una entidad que hoy actúa como salvaguarda y depositaria de muchos de los resultados que en asuntos de flora y fauna, alcanzó la Real Expedición Botánica y otras numerosas misiones que con esos objetivos se han desarrollado. Cabe destacar aquí el muy erudito concurso de los profesores Jaime Aguirre Ceballos, Germán Domingo Amat García y Jaime Uribe Meléndez; también son bien recibidas las participaciones de Martha Patricia Hernández Moreno, de la subdirección científica del Jardín Botánico, del historiador Sergio Ospina Rey de la Universidad de los Andes y de Paola Marcela Triviño Cruz, estudiante del programa de Maestría en Ciencias - Biología de la Universidad Nacional de Colombia.

El Instituto de Ciencias Naturales, que fue fundado por el presbítero Enrique Pé- rez Arbeláez, en 1936, hace parte ahora de la Facultad de Ciencias, una entidad que en 50 años de existencia ha demarcado una función central en la consolidación de comunidades científicas y en el fortalecimiento de disciplinas para la construcción de nación. La presentación de este libro, el número 2 de la serie “Retratos de la biodiversidad”, a la comunidad académica y a la sociedad en general es un motivo de verdadero orgullo; representa una gran dedicación institucional y la existencia de una sinergia, altruista y armónica, entre la Universidad Nacional de Colombia y el Jardín Botánico José Celestino Mutis. Abrigo la esperanza de que esta contribución editorial motive a todos los estudiosos e interesados en la historia de la ciencia y los conduzca dilucidar no solo el enigmático misterio de la naturaleza colombiana, sino a conocer un poco más de cerca a sus artífices.

Bogotá D.C., 25 de febrero de 2015
Por: Jesús Sigifredo Valencia Ríos
Decano Facultad de Ciencias
Universidad Nacional de Colombia

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